Seguramente os habréis enterado ya, a estas alturas, de lo ocurrido en la Campus Party: "Vejan a un hombre y distribuyen el vídeo por Internet". El resumen de la noticia dice lo siguiente:
La organización de la Campus Party expulsó a 10 jóvenes, entre ellos varios menores, que presuntamente habían sometido a vejaciones, durante la noche del miércoles 28 de julio, a un hombre extranjero, de unos 60 años, que se encontraba en las inmediaciones del recinto donde se celebraba el evento, según informaron ayer fuentes de la organización. Los jóvenes grabaron las imágenes en vídeo y después las distribuyeron a través de Internet.Al parecer, los cretinos llevaban un cartelito con la inscripción "Yonkis.com", en "honor" a la web homónima, que ya se ha desvinculado oficialmente de lo sucedido - condenando el hecho. Tanto da. Lo peor del asunto, además de las vejaciones en sí, ha sido que los chavales lo grabaran todo y difundieran por la Red el vídeo.
Esto me recuerda lo que ha sucedido recientemente en Irak con el escándalo de las fotos de prisioneros torturados. Pronto se juzgará en un tribunal militar la soldado Lynndie England, ahora embarazada,
[...] por su participación, documentada con fotografías, en los abusos de prisioneros iraquíes en Abu Ghraib (en las afueras de Bagdad), England se enfrenta a 13 acusaciones. Se incluyen el abuso de detenidos y conducta indecente porque, según algunos informes, posó semidesnuda en otras fotografías en las que no aparecen iraquíes. De ser declarada culpable, su sentencia puede ser de hasta 38 años de prisión.La pregunta de muchos ha sido la siguiente: ¿qué lleva a un puñado de débiles mentales a fotografiar o a grabar en vídeo sus propios actos de violencia? ¿Cuál es la causa o el origen de este comportamiento contraproducente? ¿Por qué alguien quisiera tener una foto propia en la que aparece llevando a un prisionero con una correa de perros? ¿Para enseñársela al hijo y decir "mira qué valiente es tu mamá"?
Tengo algunas hipótesis en el cajón.
La primera tiene que ver con el orgullo sádico, y con la grabación y posesión de pruebas ("trofeos") referentes a acciones violentas. Pero creo que es más bien débil, y demodé. La tribu ha evolucionado.
Otra hipótesis apela a la estupidez, unida a la posesión de tecnología que antes era costosa de conseguir (v.g: cámaras, móviles, Internet, vídeo, etc.). Con lo que ahora, cualquier idiota tiene la posibilidad de difundir material multimedia en todo el mundo.
Pero la hipótesis que me parece más interesante - y más siniestra - tiene que ver con el poder ritual del objetivo, de la cámara de fotos, o de la grabadora de vídeo. Es como si el acto de grabar un material cualquiera justificara, en las mentes enfermas de algunos, la creación del propio material, del contexto mórbido en el que transcurre la acción. Como si el soporte fuera un totem autoritario que exigiera "ofrendas" determinadas.
Cualquier cosa grabada es palabra de ley, tiene validez antes los demás, como todo lo que sale en cine y televisión. Son puntos en el macabro juego del espectáculo-basura. La gente llena el vacío de su existencia con actos insensatos. Intentan apagar el aburrimiento con cualquier cosa que tengan a mano.
Es decir, que los medios justifican el fin; repugnante, pero cierto.
¿Qué opináis?