A veces ocurre. Mejor dicho, a veces ocurre que no ocurre nada: sentado delante de la pantalla vacía, del papel en blanco, del piano mudo. Las manos inmóviles; el bolígrafo tumbado y con rigor mortis; las teclas, silenciosas. Los ojos perlustran los relieves , se cierran, vuelven a abrirse. Nada, no hay nada. Cero absoluto.
El procesador de textos me mira con sorna. Resentido, lo lleno de frases, algunos renglones, dos o tres párrafos de non-sense, que luego devuelvo al limbo mediante la tecla Retroceso, arrepentido de malgastar electrones. El baile de los bits no termina nunca. Vuelco pensamientos en la RAM, y éstos no cristalizan. Le doy a Intro como un loco, estructuro, doy formato, borro.
Algo no quiere salir de mí. Pensamiento estreñido, habrá que ayudarle. Pongo música, busco noticias interesantes en la web. La hoja sigue impoluta, y el tiempo pasa. No hay musas que consultar, ni ideas que lluevan del cielo. El ave fénix de mi creatividad sigue siendo ceniza fría y negruzca. ¿Invoco al Oráculo?
Me levanto, camino un rato por la habitación. Para inspirarse hay que salir más, ver Mundo, interaccionar con los demás. Miro por el cristal de la ventana y veo el paisaje de siempre. Vuelvo a sentarme. Las lucecitas verdes del router parpadean como si quisieran decirme algo. Las máquinas no le tienen vergüenza a la repetitividad.
Sería demasiado sencillo escribir algo dadaista, un happening, colgar una foto, poner cuatro frases de otra persona, meter enlaces como si yo fuera un motor de búsqueda, contar qué le he pasado a mi móvil. Sería dificilmente fácil ser lo que yo no soy. La vida es un juego de esponjas: si yo cedo agua, pronto me quedaré sin. Necesito empaparme de nuevo.
Necesito sentir emociones, sentir dolor, sentir amor. Necesito vivir.
# - Escrito por Fabrizio el 2003-06-06 a las 18:33
URL de trackback de esta historia http://fbenedetti.blogalia.com//trackbacks/8711